¿Qué hacer si el judaísmo no me interesa?
Por el rabino Isaac Sitt
El proceso de aprender algo nuevo se percibe por muchos como escribir en una hoja en blanco, como si el conocimiento nuevo se “insertara” en la mente sin importar qué tipo de información adquirimos anteriormente.
De acuerdo al Constructivismo, el conocimiento se adquiere a partir de saberes previos. Es decir, cada vez que aprendemos algo nuevo, lo hacemos a partir de lo que ya conocemos, y es entonces cuando comenzamos a darle sentido, elaboramos referencias, comparaciones, problematizamos y finalmente llegamos a una conclusión que se deriva del conocimiento previo.
No podemos seguir juzgando las historias del judaísmo o las Mitzvot basándonos en las explicaciones que escuchamos en el kínder, de la misma manera en la que no tomamos decisiones económicas basadas en el entendimiento que teníamos de dicha materia cuando éramos niños.
Cuando nos acercamos a información nueva, no la apreciamos exactamente por lo que es, no observamos la realidad, pues la interpretamos a través de lo que ya conocemos, la analizamos a partir de categorías que ya están predefinidas en nuestra mente y eso hace que nuestra visión sea subjetiva; no es una deficiencia, solo la realidad acerca de cómo el ser humano construye conocimiento. El reto entonces, es el siguiente: si realmente queremos aprender algo, tenemos que ser conscientes de este proceso. Si somos capaces de identificar cuando un conocimiento previo nos impide aprender algo nuevo, estaremos alerta e indagaremos más acerca de lo que vemos en lugar de solamente asociarlo con lo que ya nos es familiar.
Si esto es verdad en general, en el tema del judaísmo representa un reto mayor, esto se debe a que tenemos mucha información preconcebida antes de acercarnos a él. Elementos que aprendimos cuando éramos niños, definiciones de otras religiones y conceptos sociales nos acompañan en nuestro desarrollo y afectan cómo nos relacionamos con el judaísmo. De esta manera, cuando llegamos a una edad adulta tenemos la seguridad de conocerlo a pesar de que, en muchos casos, no hemos estudiado a fondo ni consultado fuentes sobre el tema, nos conformamos con lo que hemos escuchado en reuniones sociales, o con lo que hemos visto en series.
En Shavuot volvemos a experimentar la entrega de la Torá, ese momento en el que D-os reveló su voluntad al mundo y en el que las definiciones del bien y del mal se establecieron. Este día es una invitación para preguntarnos qué sabemos realmente del judaísmo, qué ignoramos, qué asumimos y por qué no hemos sido lo suficientemente responsables para buscar información con la misma seriedad con la que nos acercaríamos a otro conocimiento. No podemos seguir juzgando las historias del judaísmo o las Mitzvot basándonos en las explicaciones que escuchamos en el kínder, de la misma manera en la que no tomamos decisiones económicas basadas en el entendimiento que teníamos de dicha materia cuando éramos niños. Calificar las historias como infantiles o las Mitzvot como superficiales sin que nuestro judaísmo haya madurado y evolucionado, nos impide conocerlo y ver su realidad, y es posible que también nos impida recibir todo lo que tiene por aportarnos.
Hoy es una nueva oportunidad de ver al judaísmo, de acercarnos a él como si fuera la primera vez. Iniciemos una relación basada en la curiosidad y en el deseo de conocerlo, pues a partir de esta búsqueda y descubrimiento podremos tomar decisiones acerca del vínculo que deseamos mantener no solo con él, sino también con la Torá.
@rabisaacsitt
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