Pura Sangre - Mi parcial de orina
Este es de los artículos controvertidos de antaño (agosto de 2012), cuando comenzaba a apoyar la causa de las así llamadas “comunidades emergentes” en Colombia. La nota al final da fe de lo que vino a convertirse en la Asociación de Comunidades Israelitas de Colombia (ACIC) que hoy reúne a un grupo importante de nuevas comunidades y quizás unas mil almas, sin incluir los cientos que a hoy ya han hecho aliya. Lo dedico a todos quienes insisten en temas de pureza y abolengo.
Mi parcial de orina
Chromosomal Laboratories, Inc. Phoenix, Arizona. Julio 30 de 2012
Años de verme en el espejo finalmente tuvieron su validación científica. Todos los comentarios de que mi nariz era semítica o que mi tez, ojos y cabellera (cuando la tuve) indicaban que alguna abuela seguramente no lo fue, encontraron su validación en los rangos de alelos que les copié al principio
OK. No es mi parcial de orina. Son mis resultados del análisis de ADN de mi saliva que contraté hace unas semanas. Discutiendo en artículos pasados el tema de “pureza racial” o la sangre judía, invité a los lectores a asumir el reto de un examen de ADN para descubrir qué tan mezclados podemos estar los sefaradim o ashkenazim con otros pueblos, y poder al menos preguntarnos hasta qué punto son “autenticas” nuestras tradiciones, o si del todo nos debe valer la pena esta discusión o si mejor nos dedicamos a temas con mayor sustancia.
Mal hubiera estado de mi parte hacer la pregunta y no aceptar mi propio reto. No tengo idea del valor científico del estudio que me hice, ni del análisis que hago a continuación, pero me parece divertido compartir los resultados con ustedes así no entienda ni pío de los números arriba citados. La empresa que contraté para hacer este estudio la encontré en internet y la escogí, de entre un grupo de varios oferentes de estos servicios, por cualquier motivo y sin ninguna razón en particular. No les pedí referencias y a hoy sigo sin entender mucho de los términos y conceptos que me describieron. Me enviaron un manila por DHL que incluía dos sobres con unos Q-tips más largos de lo normal los cuales tuve que frotar contra la cara interna de cada cachete, guardarlos dentro de unos sobrecitos simpáticos y devolver las babas vía correo certificado. Al cabo de dos semanas y unos 350 dólares me dijeron lo que sospechaba desde un principio: No soy puro.
Años de verme en el espejo finalmente tuvieron su validación científica. Todos los comentarios de que mi nariz era semítica o que mi tez, ojos y cabellera (cuando la tuve) indicaban que alguna abuela seguramente no lo fue, encontraron su validación en los rangos de alelos que les copié al principio. Obviamente, no trascribo acá las 11 páginas de resultados y análisis, pero sí lo suficiente como para compartir que no soy químicamente puro, ni físicamente puro, ni soy el resultado de un “inbreeding” neto entre judíos. Tanto por lado materno como por lado paterno poseo árboles genealógicos que echan hacia atrás algunos siglos. Según esos documentos, ninguno de mis ancestros fueron no-judíos así que seguramente las mezclas se dieron mucho antes (¿Siglos atrás? ¿Milenios atrás?). O quizás tendré que asumir que también puedo ser el resultado de las “contraindicaciones” que se explican en esas 11 páginas: violaciones, adopciones, conversiones, fiestas, indiscreciones y demás bemoles al tradicional concepto de la descendencia directa de padres honorables a hijos de igual calibre, comportamientos que no serán exclusivos de mi familia.
Las mismas definiciones de “razas” que da la empresa que me hizo el análisis son amplias y vagas. Según parece, no tengo genes del sur de la India, ni Australoides ni del Extremo Oriente. Pero de uno de mis padres heredé contenido genético de categoría Judío III y Europeo II, y del otro padre herede genes de Judío II y III, de Europeo I y II, de Europeo Oriental II, y de Asiático I y II. Yo tengo mis sospechas cuál de los dos la herede de mi papá y cuál de mi mamá pero ni voy a decir ni estos piscos del laboratorio me podrán decir. En todo caso, uno de ellos me aportó el contenido genético que comparto parcialmente con un fundador de la comunidad judía de Bogotá, con otro presidente de la misma comunidad, con varios de sus directivos, con al menos un shojet y con numerosos expertos en temas talmúdicos. El otro padre me heredó el contenido que comparto parcialmente con los líderes comunitarios judíos de al menos dos pueblos en Europa Oriental, uno de ellos cuna de una de las dinastías jasídicas mas celebradas.
Obviamente, me refiero también al mismo contenido genético que comparto parcialmente con más de un genio, un cafre, un “cacao”, un fracasado, un mantenido, una artista, una pianista, un corredor de carros y una eminencia académica, entre tantos. Más diluido aún, comparto parcialmente esos genes con varios primos con probado ancestro amerindio y español, todos ellos convencidos de su judaísmo y de su ancestro judío, y aceptados como tal dentro del seno de nuestras comunidades.
Estos resultados no me aportaron nada nuevo ni revelador. Si acaso, me dieron material anecdótico para este artículo y para darle más argumentos a mis conceptos culturales de lo que es un pueblo, nuestro pueblo judío. Los numeritos de los alelos y demás tecnicismos de este estudio genético irán a parar al mismo lado donde va a parar mi orina. No creo que el judaísmo sea una puerta de vaivén, ni que sea para todos, ni que acceder a él sea cuestión de un simple bautizo o circuncisión.
Creo que buena parte de nuestra identidad y éxito está en no ser tan permeable al mundo exterior, en ser celoso de nuestra identidad y cultura, pero nunca en razones de sangre o genética. Por consiguiente, les recomiendo ahorrarse sus dólares en exámenes genéticos y más bien sugiero donarlos a la tzedaká de su preferencia. Tenemos temas mucho más relevantes que discutir y decidir que la pureza de sangre.
Nota: Los días 2 y 3 de septiembre de 2012 se estará realizando en Cartagena un primer encuentro de Nuevas Comunidades que contara con la presencia de representantes de al menos ocho de las doce comunidades nuevas de Colombia. Su intención es generar un espacio común entre ellas para conocerse, expresar puntos de vista, deseos, frustraciones, experiencias, historias y convenir derroteros a seguir. En ningún momento se trata de un intento cismático para crear nuevas confederaciones. El suscrito se opone a la creación de nuevas confederaciones en Colombia y apoya el derecho que, dentro de ciertos lineamientos y halajot, tengan estas comunidades en unirse a las ya existentes. Con ese fin, me permito también hacer extensiva una invitación a todos los interesados para una segunda reunión en Bogotá durante el mes de octubre. En esa reunión podremos conocernos unos y otros y comenzar a establecer lazos de unión más efectivos y despejar las dudas e interrogantes que existan respecto a este tema.
Me hice el examen con ancestry. Com hace unos 10 años... hoy creo son mucho más sofisticados..... 93% polaco y el resto de por ahí.... ruso, Belarus etc. sería interesante que fuera obligatorio el examen para todos los colegios a eso de los 15 años, para que los se crean muy puros se les quite un poco......ayudaría a acabar el racismo un poco cuando muchos vean que tienen algún ancestro no tan blanco y otro un poco judio etc.