Prologo al segundo libro de mi amigo Leon Hochman - Dromomaniando II
Las segundas partes pueden ser aún mejores. Esto aplica también a libros de viaje y a los relatos que nos comparten.
Hace pocos años tuve el privilegio de escribir la introducción al primer libro de mi amigo Leon, compañero de viaje y socio de éstas pasiones. Es de admirar que en tan poco tiempo haya ya acumulado el material suficiente para editar una continuación, lo que hace predecir que éstas se conviertan en una saga de aventuras en las que nuestro héroe, un verdadero “Indiana Jones”, nos lleva a destinos remotos y a conquistar nuevas marcas.
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Desde que cerramos la última página de “Dromomaniando”, Leon pudo, entre otros logros, ponerle un pin en su mapa a todos los países de América y Europa y permite percibir ya en él la ansiedad de completar pronto los restantes países que conforman las Naciones Unidades (más Taiwán, Kosovo y Puerto Rico que sé que tiene agregados a puño y letra en un listado que siempre lleva en su bolsillo). Desde que terminamos de leer el primer libro, únicamente Sudán del Sur logró independizarse y pasó a ser el miembro número 193 de la ONU. Leon llegará a 200 países primero que ésta organización salvo que a distancia se ponga a la tarea de organizar revoluciones en regiones lejanas. Y cuando lo logre… ¿Qué tendrá para hacer? El viajero consumado encontrará nuevos retos: Apuesto a que pronto llegará el día en que quiera ponerle un pin a cada estado de la Unión Americana o de la Federación Rusa, a cada maravilla de la ingeniería humana, o por qué no, pudiera diseñar itinerarios que jamás le he oído a ningún loco viajero. ¿Qué tal sería recorrer la costa del ártico ruso o atravesar el Sahara de Mauritania a Eritrea? En su momento, también apuesto que leeremos de su viaje al espacio, cuando esos paseítos de pocas horas le permitan, por un precio “razonable”, ver desde muy arriba y con un solo parpadeo, lo que durante años recorrió en carro, barco o tren. Con algo seguramente nos sorprenderá en su tercer libro. ¡Qué envidia!
Pero esas experiencias se quedarán con Leon. Solo él podrá recordar cada montaña, pueblo o personaje y lo que sintió en cada lugar y momento. Más que las anécdotas de viaje que tan amenamente Leon nos comparte, su gran aporte es, entre líneas, un conocimiento amplio y balanceado del mundo. Son las vivencias, la manera en que “Indiana Jones” va cambiando su percepción del mundo y del ser humano lo que se convierte en el verdadero legado. El diario de viajes es muy personal; la transmisión de ese cúmulo de vivencias y moralejas es su aporte para todos. Un mundo con más Leones (con “L” mayúscula) será un mundo más amable, práctico, universalista y humanista, y le dejará menos espacio a los leones (con “l” minúscula) que se niegan a entender la belleza y grandeza que hay entre tanta diversidad. A nosotros los lectores, nos corresponde adentrarnos en el mundo del viajero y tratar, desde la comodidad de nuestro sofá, de comprender esos mundos tan distintos, hacerle preguntas a su autor, atrevernos a analizar y cuestionar ideas preconcebidas y, en últimas, envalentonarnos a emprender nuestras propias aventuras.
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