Me defino, luego existo
Por Michael Rosental
En 1975, Herbert Pagani escribió uno de los poemas más importantes de nuestros tiempos. En unos pocos minutos, explicó la experiencia judía moderna con las palabras más hermosas. El video de Pagani
(Herbert Pagani, Plea For My Land) leyendo el poema se vuelve viral de vez en cuando, y en estos tiempos extremadamente difíciles, no fue la excepción. Pagani concluyó de esta manera:
"Descartes se equivocó cuando afirmó: ‘Pienso, luego existo’. Para mí, no significa absolutamente nada. ¡Hemos estado pensando durante 5000 años, y todavía no existimos!
Mi lema, por lo tanto, es: ‘¡Me defiendo, luego existo!’"
Con estas nuevas olas de antisemitismo, una realidad que tristemente no puede ser ignorada, quiero añadir un paso hacia la defensa: la definición. Para pensar, para defendernos, para existir, debemos definir quiénes somos y defender esa definición. Desde mi experiencia personal, parte de las nuevas tácticas ideológicas del nuevo antisemitismo es redefinir todo lo relacionado con el pueblo judío: no se nos permite definir el sionismo, no se nos permite definir el antisemitismo, ni siquiera se nos permite definir el judaísmo.
Ahora, el sionismo se define como un movimiento genocida, supremacista blanco, y colonial que busca establecer a los judíos asquenazíes como gobernantes en todo el Levante; el antisemitismo se define como el odio hacia todos los 'semitas' (y recordemos, los judíos no son 'semitas', sino considerados como jázaros convertidos y europeos blancos). Además, el judaísmo ahora se retrata como una fe sin ninguna conexión étnica o nacional. En consecuencia, los judíos no son percibidos como un pueblo distinto, sino como ciudadanos aleatorios del mundo que practican una religión en particular.
Creo que el objetivo detrás de la redefinición del judaísmo y de estos conceptos asociados es transmitir a la comunidad judía global que carecemos de la agencia política para definirnos. Para los antisemitas de izquierda, resulta especialmente conveniente lanzar una campaña contra el sionismo cuando se lo retrata como la cúspide del colonialismo, la supremacía blanca y todo lo que se percibe como negativo en Occidente.
Pero además, si el antisemitismo no trata sobre los judíos, sino sobre “todos los semitas”, los judíos no tienen herramientas para señalar el odio particular contra ellos, lo cual es una forma de negar siglos de persecución y abuso. Por último, si los judíos no son reconocidos como un colectivo, sino solo como individuos unidos por una fe común, se les niega el derecho a la autodeterminación. En este constructo, se les priva de una historia o herencia compartida, viéndolos esencialmente como individuos sin derechos colectivos.
Entonces, para defendernos, para existir, debemos definirnos claramente. Aquí están algunas definiciones fundamentales que propongo:
El Pueblo Judío es uno de los colectivos más antiguos del mundo, nacido en la Tierra de Israel. Ha construido una identidad indígena única que ha evolucionado y florecido tanto en su tierra natal como en la diáspora.
El Judaísmo abarca todos los aspectos de las características religiosas, espirituales, legales, históricas, culturales, sociales y lingüísticas del pueblo judío.
El Sionismo es el movimiento nacional del pueblo judío por la autodeterminación en su tierra ancestral, la Tierra de Israel. Tuvo múltiples manifestaciones, desde el sionismo binacional hasta el kahanismo.
El Antisemitismo es el odio hacia el pueblo judío. Aunque el concepto fue acuñado en el siglo XVIII, abarca todas las manifestaciones históricas de odio hacia los judíos desde siglos antes. Contrario a los malentendidos, no tiene nada que ver con los “pueblos semitas” porque no existe tal cosa como “pueblos semitas.”
Pagani tenía razón: nos defendemos, luego existimos. Pero la defensa depende del entendimiento. Esta guerra tiene múltiples frentes, y debemos luchar en el conceptual defendiendo las definiciones más básicas de quiénes somos.
Nos definimos, luego existimos.
Michael Rosental es Internacionalista de la Universidad del Rosario de Colombia. Participa activamente en redes como la Red Juvenil del Congreso Judío Latinoamericano, el AJC Access Board para América Latina y el Felloship IMPACT de WUJS - Bnei Brith. También pertenece a la Lauder Fellowship del WJC.
Michael se ha desempeñado como Community Manager para la Confederación de Comunidades Judías de Colombia y ha sido pasante en HIAS. Es el fundador de la iniciativa Simcha.
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