La perversión de cortar olivos
Actualizado: 11 ene 2021
De los temas más odiosos que puedo encontrar en Israel es esta actitud contraria a la halajá pero promovida por los autodenominados dueños de la misma. Poco o nada se hace para castigar estas acciones. Entre otras razones, es perfectamente entendible que los palestinos hayan logrado declarar a través de la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad algunos milenarios olivares al sur de Jerusalem. El artículo es de febrero de 2018.
Cortar los árboles del enemigo: una prohibición halájica
Dentro de los temas que a menudo me preocupan y avergüenzan de Israel es ver cómo con impunidad, algunos elementos radicales de derecha optan por talar árboles de olivo o naranjos de palestinos, o dañar sus frutos.
Recuerdo cuando leí el Tanaj a conciencia por primera lo mucho que me impactó positivamente encontrar Deuteronomio XX: 19-20 donde dice “Cuando sities a alguna ciudad, peleando contra ella muchos días para tomarla, no destruirás sus árboles metiendo hacha en ellos, porque de ellos podrás comer; y no los talarás, porque el árbol del campo no es hombre para venir contra ti en el sitio. Mas el árbol que sepas que no lleva fruto, podrás destruirlo y talarlo, para construir baluarte contra la ciudad que te hace la guerra, hasta sojuzgarla”.
Según dice el portal www.chabad.org , nuestros sabios explican que no es necesario talar frutales de enemigos en épocas de guerra cuando existen otros árboles que puedan servir para construir defensas. Un acto así sería únicamente para producir susto o venganza y es por ende innecesario. Solo sería aceptable si no existiesen otros árboles para manufacturar armas, o si esos frutales fueran usados por el enemigo para esconderse. La prohibición se extiende incluso para épocas de paz y los sabios van más allá y señalan que dicho acto genera energías negativas que hay que evitar.
Tantas maneras de hacer la guerra, de pelear justamente contra el enemigo… no creo que debamos caer en estas bajezas ni dejarlas impunes. No logro entender cómo versados en temas de halajá puedan llegar a esos extremos tan evidentemente equivocados.
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