La judería de Nueva Zelandia
Otro remoto rincón del planeta con comunidad judía que tuve el placer de visitar recientemente es Nueva Zelandia, uno de esos países cuasi perfectos, pacíficos, sin antisemitismo, pero a diferencia de su vecina Australia, no particularmente amigable a la causa de Israel. Por su posición geográfica, al extremo sur y antes de la cruzar la línea de cambio de fecha, puede ser también el primer lugar del planeta en celebrar la llegada de las festividades.
La isla, con una población de 4.5 millones de habitantes, es hogar para casi 7.000 judíos organizados alrededor de ocho sinagogas que van de la ortodoxia al progresismo, incluyendo obviamente a Chabad, y concentrados principalmente en su Auckland, su ciudad más grande. Como pasa con tantos destinos promisorios, especialmente en la relativamente cercana Asia Oriental, la isla cuenta también con una creciente comunidad de expats y de israelíes quienes no particularmente desarrollan vínculos con las comunidades organizadas.
Al igual que pasara con Tahití, de la que reporté hace par semanas, los primeros judíos llegaron a Nueva Zelandia a comerciar con tribus Maoríes. La primera comunidad se estableció en Wellington, su capital, y curiosamente, fue constituida en buena medida por emigrantes subsidiados enviados por la comunidad de Londres, algunos de ellos, recientes refugiados pauperizados provenientes de Europa del este. Al igual que y en paralelo con California, una fiebre de oro atrajo a buen número de aventureros.
Joel Samuel Pollack fue el primer judío en los anales de la colonización de Nueva Zelandia. En 1837, a su regreso a Londres, escribió un documento donde relató sus andanzas, los productos y novedades que encontró, su experiencia con la cultura Maorí y la importancia que le daba a preservarla en pro de los mismos intereses de la Corona. Este documento sirvió de base para el plan de colonización inglés en la isla.
Otros célebres nombres que forjaron los primeros capítulos de la vida judía en Nueva Zelandia en la década de 1840 fueron John Israel Montefiori, en labores cívicas, la familia Goldsmid en banca y la organización del primer hospital judío, los hermanos Solomon y Benjamin Levy quienes fundaron la primera sinagoga en Wellington, y Abraham Hort quien organizó la llegada de judíos de Europa del Este (eventualmente reducida por la política de cuotas que la Corona estableció para colonizadores que no fueran originarios de Gran Bretaña). Pero los comienzos fueron duros, como en el Oeste americano: milicia obligatoria, guerras contra tribus nativas, hambrunas y ante todo, los dilemas que trae consigo la poca masa crítica para mantener una comunidad. Para 1848, Nueva Zelandia contaba con 16.000 habitantes de los cuales 61 eran judíos.
Como siempre ha mantenido una política inmigrante cerrada, pocos judíos encontraron refugio durante la Segunda Guerra Mundial. En política, judíos han figurado desde temprano. La ciudad de Chistchurch tuvo un alcalde judío hace cerca de 150 años y Julius Vogel fue Primer Ministro en los 1870´s. La shejitá es tema candente en la política interna, así como se ha convertido en algunos países de Europa. Aislados casos de antisemitismo se han reportado y su política internacional hacia Israel no ha sido a menudo muy crítica.
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