Había una vez en un lejano país

Por Merlene Manevich

Hace muchos años…. como empiezan los cuentos de hadas, viajamos a Niza y nos llamó la atención la gran cantidad de musulmanes que veíamos en las calles. En cada esquina hacían corrillos para reunirse. Era sorprendente verlos inundando todos los espacios de la ciudad. Parecía una premonición de lo que ya había enunciado Oriana Fallacci. Pero no se pensó que se avecinaba un gran peligro y una invasión a la cultura europea. Estaba empezando lo que puede denominarse el colonialismo Islamista. Parecía, como en los cuentos de hadas, una fantasía ingenua, que no hacía daño a nadie. Con los años y la permisividad de los gobiernos, Europa se fue llenando de musulmanes y de ideas fundamentalistas del Islam, apropiándose de muchas costumbres y sembrando las suyas propias. Puede decirse que crearon una transculturización y cuando las cosas no se detienen a tiempo, sucede la avalancha que vemos hoy. Han adquirido poder y se han tomado atribuciones que, como inmigrantes, no les corresponden.

No van a asimilarse a la cultura local, pues su idea es imponer su ideología. Para ellos no se cumple el adagio, a la tierra que fueres haz lo que vieres y así poco a poco se han ido tomando Europa y si no nos ponemos las pilas, seguirán con occidente Lear leat (despacio despacio). Quieren imponer sus valores, su cultura y sus costumbres.

Todavía estamos a tiempo de frenar esta invasión, pues de lo contrario toda Europa y después occidente estaremos a su merced. Es lo que se puede denominar como colonialismo islamista. No luchan por tierra, sino por imponer una ideología, pero primero invaden culturalmente y poco a poco van desplazando a los locales y tomando cada vez más territorio y poder. Aunque su lucha no es específicamente por tierra, al desplazar a otros quedan como dueños de la tierra para sembrar su ideología.

Ojalá esta historia termine con un final feliz como los cuentos de hadas en que los príncipes abrazan a las princesas y vivieron felices por siempre