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Foto del escritorJack Goldstein

El día de la masacre en la hacienda Las Kunas, Comunal el 7, en Carepa, Antioquia



Por Germán Senna Pico

El día martes 29 de agosto del 1995, cuando las FARC perpetraron la masacre de la Comunal el Siete, en la hacienda Las Kunas, del municipio de Carepa, me encontraba descansando en mi apartamento en Apartadó cerca al comando de la policía de este municipio. A eso de las 06:00 de la mañana me llama a la puerta un suboficial de inteligencia que sabía donde me encontraba. Al abrir la puerta, me dice que fuera urgente a donde el coronel Morantes, comandante del batallón Vélez ya que yo era el requerido para una labor. Cuando llegué, a eso de las 06:30 al Comando Operativo de Urabá, este me dice que se enteró por parte de Mario Agudelo, un ex miembro del EPL, que la guerrilla de las FARC había `perpetrado una masacre cerca al Río León por la comunal el Siete (7) Carepa Antioquia, pero que él no sabia el sitio exacto del hecho; así que me encargó para que yo hiciera un reconocimiento de la zona y confirmara la comisión de la masacre y del sitio preciso donde ocurrió.


Para lograr concretar la información de lo ocurrido, me entregó el gorro de comando, su vehículo, un radio de comunicación de seguridad de voz, un GPS Garmin y me pasó su fusil Galil 7.62 mm para que corroborara la información y así poder entregarle un parte de lo ocurrido a sus superiores en Montería y al jefe de la división y por ende al Comandante General del Ejército y Fuerzas Militares.


En seguida, me dispuse a realizar la labor en la zona de la Comunal el Siete por la parte detrás del aeropuerto de Carepa. Como yo conocía perfectamente la zona, salí de inmediato. Pasados 40 minutos, ya estaba en el sitio de la masacre. Primero, les relataré el panorama visto previo a encontrar los cuerpos: unos quince minutos antes de llegar al sitio, entré a una empacadora de banano sobre la vía a Las Kunas. Ahí encontré una finca totalmente desalojada, todos los trabajadores habían huido despavoridos luego de que habían escuchado la balacera y los gritos de las personas que habían sido asesinadas en este sitio. Encontré un fogón de leña prendido; estaba puesto el desayuno que habían preparado para los trabajadores de esta finca. En un fogón había una carne guisada ya casi quemándose y en otro se estaban cocinando unos plátanos ya casi secos debido al alto fuego del fogón. Bajé las ollas y apagué el fogón. En la empacadora ni siquiera los perros se quedaron por ahí cerca. Se sentía un silencio sepulcral a su alrededor que sólo era interrumpido por un radio transistor que había quedado encendido en alto volumen después de la huida de los trabajadores para salvar sus vidas. Se escuchaba la emisora Apartadó Estéreo que dirigía el periodista y locutor Mike Mosquera, y se escuchaba la canción de Renato de Panamá, La Chica de los Ojos Cafés. Lo apagué y de una salí para avanzar en el camino. Avancé a una segunda finca a alta velocidad como yo siempre andaba un poco rápido por los nervios propios de estas labores, pero me frené cuando casi paso por encima de un cuerpo de uno de los trabajadores asesinados.


Me bajé del carro con mucha precaución con el fusil desasegurado, un poco horrorizado con tan macabra escena. En ese momento, hice una inspección rápida del sitio, ya confirmado que la masacre se había perpetrado en la hacienda Las Kunas. Encontré a un señor de unos 28 años que aún estaba con vida, pues lo sentía respirar, aunque ya estaba agonizando.


En un radio de más de veinte metros habían más de diez cuerpos. Le di la vuelta al carro y busqué un lugar donde tuviera mejor señal y le timbré al coronel Morantes, comandante del Batallón Vélez confirmándole, la noticia dándole la ubicación exacta de la masacre en la hacienda Las Kunas, en la Comunal el Siete del municipio de Carepa.


Al poco tiempo de confirmar la masacre, llegaron al sitio una patrulla de contraguerrillas del Batallón Vélez y al poco tiempo una gran cantidad de medios de comunicación y lógicamente me tocó guiarlos hasta la hacienda Las Kunas donde estaban los cuerpos sin vida. Después de llegar el personal del Batallón Vélez y la Policía Judicial, fue acordonada el área para empezar las labores de levantamientos de los cuerpos de los campesinos asesinados por guerrilleros del frente 5 de las FARC.


Esto fue una escena aterradora para mucha gente y para los periodistas que cubrían esta noticia, incluso para los peritos e investigadores judiciales de la Fiscalía Especial de Orden Público con sede en Apartadó; en mi caso, ya no sabía ni como describir todo esto, sentía Impotencia, rabia, desespero, decepción, ironía, desasosiego.


La violencia en la zona no cesaba. En días o meses anteriores, el 5 frente de las FARC habían perpetrado las masacres del barrio La Chinita y que al igual que esta, habían sido muy espeluznante ya que realmente estas personas eran solo trabajadores de estas fincas bananeras y no combatientes, como querían hacerlo pasar la guerrilla de las FARC en sus comunicados a la opinión pública en nuestra zona de Urabá.


El testimonio aquí relatado, es una historia real vivida por este suscrito que aquí le escribe, y cosas como estas nos han motivado o impulsado a la guerra de la cual hemos sido actores y participes. Ojalá estas historias macabras no se vuelvan a repetir y solo sean relatos reales de un pasado remoto



Germán Senna Pico C.C. N° 78’709.504 de Montería Ex integrante BCB-AUC (Bloque Central Bolívar- Autodefensas Unidas de Colombia)



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