Apócrifa Samaritana (Segunda Parte)
Por el rabino Daniel Shmuels
Segunda Parte
Cuando Ezra llega a Judea y emprende su labor religiosa sólo existe un grupo de habitantes que aún habla y lee el paleo hebreo de Shmuel HaNaví, se trata de los samaritanos. De acuerdo a la historia, ellos le ofrecen ayuda a Ezra para reconstruir el Segundo Templo; sin embargo, Ezra rechazó dicho ofrecimiento, cosa que ofendió a los samaritanos, llevándolos a construir su propio templo en el monte Guerizim y a oponerse a los judíos de ahí en adelante. El motivo del rechazo de Ezra hacia los samaritanos teóricamente es desconocido pero resulta más que obvio deducir que la cuestión era racial, de pureza, de linaje. Recordemos, Ezra cambió el judaísmo patrilineal a uno matrilineal con el único propósito de mantener una pureza monoteísta, un linaje racial que asegurara su visión babilonia del judaísmo. En pocas palabras, Ezra creó su propio enemigo en los samaritanos gracias a su instauración como líder del pueblo judío, como líder de mano fuerte sin compasión por aquellos que no seguían sus decretos. Esto llevó a que la construcción del Segundo Templo tomará diecisiete años llenos de oposición turbulenta por parte de los samaritanos y otros grupos locales minoritarios.
Aquí surge el gran antagonismo entre ambos pueblos. Nosotros como judíos seguimos con fe perfecta la versión de Ezra del judaísmo y nos circunscribimos a ella como la verdadera y única versión que jamás pueda existir. Ello, gracias a las peripecias de nuestros sabios y entre otros, gracias al apoyo de otras tantas religiones que nos postulan como los verdaderos herederos de la verdad, valga la redundancia. No obstante, ha quedado en el aire por milenios la consecuencia de las acciones de Ezra. Un legado divino que no sabemos qué tan divino puede ser pero que tenemos la certeza que es el legado que Dios, en el Monte Sinaí, le profetizó a Moshé Rabeinu iba a suceder. Los samaritanos, ofendidos y humillados por el nuevo legislador de Judea, deciden emprender una campaña contra su liderazgo y el pueblo que lo sigue; entonces, los samaritanos llegan al punto de señalar a Ezra como manipulador de la Torá para deshacerse de ellos de una vez por todas.
Dándole el beneficio de la duda, digamos que Ezra sabía perfectamente que los samaritanos estaban equivocados al considerar como sagrado su templo en Guerizim en lugar de Yerushalaim. También digamos que se encontraba saturado con la constante oposición samaritana a los judíos gracias a su desdén hacia ellos. Así mismo, también podemos considerar que, en mi opinión, lo que más irritó a Ezra fue el hecho que ellos constantemente nombraran tres pasajes de su Torá paleo hebrea como prueba que su templo en Guerizim es donde Yehoshua hizo su altar y que ese es el monte que Moshé profetizó para la construcción del Templo, estableciendo de esa manera que Yerushalaim es la locación equivocada y por consiguiente ellos son los verdaderos herederos del legado de Dios, el Dios de Israel. Curiosamente, esto es algo que ellos siguen haciendo hoy en día, como tratando de convencer al que puedan de su verdad. Pero, ¿qué tan cierta puede ser esa verdad si no existe ninguna institución religiosa de peso que base su teología en dichos argumentos? Es más, si es tan verdadera, ¿por qué nadie, excepto ellos, la ha promovido como tal?
Los samaritanos culpan a Ezra de haber manipulado nuestra sagrada Torá para convertirla en anti samaritana y por su lado, los judíos creemos que los samaritanos tergiversaron varios pasajes de la Torá, manipulando el paleo hebreo como excusa de veracidad, para aparecer como los fieles seguidores y escogidos de Dios. ¿Quién posee la verdad? Ahí sí es cierto, sólo Dios lo sabe. Lo que nos interesa en este punto es saber cuáles fueron los pasajes y las palabras que se encuentran de manera diferente en ambos textos. He aquí las cuatro principales y más fuertes diferencias que ponen a una Torá como la verdadera y a otra como la falsa y corrupta:
En Deuteronomio 27:4, la samaritana dice: “Yehoshua construirá un altar en el monte GUERIZIM”. La nuestra dice: “Yehoshua construirá un altar en el monte EBAL”.
En Deuteronomio 12:5, 11, 14, la samaritana dice: “Dios HA ESCOGIDO un lugar para que el nombre de Dios habite”. La nuestra dice: “Dios ESCOGERÁ un lugar para que el nombre de Dios habite”. En este punto los samaritanos hacen énfasis en que Dios ya escogió el lugar para Su templo y ese lugar es donde Yehoshua hizo su altar. Reclaman entonces que Ezra cambió el tiempo gramatical del texto.
En Deuteronomio 11:30 la samaritana dice: “Monte Guerizim y Ebal están opuestos a Guilgal al lado de los robles de Moríah, OPUESTO A SHEJEM”. La nuestra dice: “Monte Guerizim y Ebal están opuestos a Guilgal al lado de los robles de Moríah”. En este caso los samaritanos reclaman que Ezra sustrajo las palabras ‘opuesto a Shejem’ para permitir que Yerushalaim sea el lugar escogido por Dios.
En Levítico 26:31 la samaritana dice: “Santuario”. La nuestra dice: “Santuarios”. Aquí los samaritanos dicen que sólo puede existir un santuario en un lugar; a saber, el lugar donde Yehoshua hizo su altar, en Guerizim. De acuerdo a ellos, Ezra decide cambiar la palabra de singular a plural para justificar los diferentes lugares donde se ha erguido el santuario; es decir, el altar de Yehoshua, Shilo y Yerushalaim.
Existen otras diferencias, aproximadamente seis mil, de menor alcance político y religioso a lo largo de ambos textos. Todas ellas muy semejantes en tanto es una palabra adicional, diferente o inexistente la que aparece o no aparece. Ahora bien, ¿qué tanto fue esto una conspiración por parte de Ezra para destituir a los samaritanos de un legado judío? Debido a mi formación religiosa, el pensar que un judío decidiera cambiar literalmente el significado y contenido de la Torá por el simple odio que le tenía a un grupo de foráneos me resulta repugnante, retorcido, absurdo e imposible de contemplar. He aquí la cuestión: Ese es mi pensamiento, el de un rabino ortodoxo del siglo XXI. Pero, ¿cuál era la posición de Ezra hace dos mil quinientos años? Recordemos que a su llegada a Judea, Ezra, con su crianza babilónica, decide cambiar por completo la realidad del judío de Judea a una realidad de un judío aristócrata de babilonia. Son dos mundos que colindan y uno de ellos se tiene que someter a la idea de lo que debe ser el judaísmo; en este caso, no será el pueblo judío el que se imponga, mucho menos los demás habitantes de la zona traídos por los babilonios, será la voluntad de Ezra la que se establecerá para siempre.
No podemos negar que a través de nuestra historia hemos tenido dirigentes religiosos y políticos que han decidido pasarse por la faja ciertos decretos y crear cercos rabínicos para acomodar la situación a su favor; empero, cambiar por completo la ley de Dios por ideales de pureza racial para mantener un monoteísmo óptimo que desecha cualquier amenaza a ese ideal resulta aún más incomprensible. Pero no obstante, para intentar ser objetivo, es necesario dejar esa posibilidad abierta porque sin lugar a dudas, uno es el gran judaísmo antes de Ezra y otro extremadamente diferente después de él.
Conclusión
Como judío ortodoxo, me inclino irremediablemente por la versión y decisiones de Ezra aún cuando existen baches que todavía no logro comprender y cuyo análisis no es favorable en tanto las resoluciones resultan ineficientes en apariencia. ¿Para qué traducir una Torá que sólo se podía leer sin entender? ¿Para qué cambiar un judaísmo patrilineal a uno matrilineal si al fin de cuentas existe el camino de la conversión, antes, durante, y después de él?
Pero a pesar de todo esto hay varios aspectos que no me cuajan de la historia samaritana. El principal es la negación de Yerushalaim como el lugar establecido por Dios para que habite Su nombre. Por un lado, los samaritanos dicen tener la versión de la Torá del rey Josías. Aclaremos esto, Josías reinó en Yerushalaim y es famoso porque encontró el quinto pergamino (libro) de la Torá en el sótano del Primer Templo. Ese pergamino, el de Deuteronomio, fue revisado por la profetiza Julda y certificado como verdadero por ella misma; entonces, ¿por qué no se cambió el lugar del Templo, de Yerushalaim a Guerizim, si era claro desde ese momento, gracias a ese pergamino y a su respectiva autenticación, que el lugar del Templo debería ser otro? En cambio, lo que sucedió fue lo contrario, se reafirmó Yerushalaim como la capital religiosa de Israel y se centralizó completamente el gobierno en torno a la misma. Esta discrepancia resulta extremadamente poderosa a favor del establecimiento judío.
Ahora bien, según los bondadosos samaritanos, en principio ellos se ofrecieron para ayudar a construir el Segundo Templo en la ciudad de Yerushalaim. Si ellos desde un principio tenían la versión verdadera de la Torá, donde es claro que el Templo se tiene que construir en el monte Guerizim, lugar donde Yehoshua construyó su altar, ¿por qué se ofrecieron a construir un Templo en un lugar equivocado? Eso sencillamente no tiene sentido. Ni siquiera suponiendo que ellos querían ser incluidos formalmente como judíos, semejante atrocidad no tiene sentido.
Si yo tengo la versión verdadera de la Torá donde Dios nos exige la construcción del Templo donde tiene que habitar Su nombre y en ella se especifica claramente el lugar exacto donde se tiene que construir el mismo, ¿a cuentas de qué me voy a ofrecer a edificar un templo falso en un lugar equivocado? Más bien intento demostrar la fidelidad del texto y su acierto para entonces unir fuerzas y centralizar el rito en Guerizim, aún dejándole todo el poder a Ezra pero incluyendo a todo el pueblo samaritano como hijo formal de Israel y entonces promover el paleo hebreo a nivel institucional y educativo, dejando el arameo sólo para aspectos cotidianos. Si es cierto que ellos tienen la versión original de la Torá, ese debería haber sido el proceder de sus líderes y de sus esfuerzos y no ofrecerse a edificar un templo falso en un lugar equivocado para al ser rechazados reclamar que ellos tienen la verdad. Nuevamente, el proceder es incongruente desde cualquier perspectiva si tal fuese el caso.
El que los samaritanos hubieran querido ser considerados judíos, léase hijos legítimos del Dios de Israel, en un momento determinado es algo que ni ellos ni nosotros sabemos a ciencia cierta. Lo cierto es que hoy en día se consideran hijos de Israel muy a sabiendas de su origen étnico dudoso y cuando digo dudoso me refiero a idolatra. Cierto es que ellos jamás fueron invitados a estudiar la Torá Shebealpe ni los libros restantes del Tanaj. Por su parte, hoy en día ellos dicen que jamás quisieron estudiar aquello que no fuera la palabra original escrita de Dios, aún cuando tienen sus propias interpretaciones de su Torá; lo cual, es una versión samaritana de la Torá Shebealpé. Pero, ¿qué habrían querido sus antepasados? Sobre eso no hay registro alguno. Lo cierto es que halájicamente hablando, los samaritanos jamás fueron, ni son, ni serán hijos de Israel. No hay nada en ellos que los pueda hacer israelitas, jamás podrán pertenecer al pueblo de Israel ni ser parte de los elegidos por Dios para representar sus Mitzvot. ¿Y quién acá puede ir en contra de nuestra sagrada halajá? Interesante sería saber si existe registro alguno de samaritanos que se hayan querido o de hecho hayan convertido al judaísmo, pero de ello tampoco hay registro alguno.
Dado todo esto, ¿por qué consideramos que nuestra Torá es la verdadera y la samaritana no? Objetivamente, está al gusto de cada quien determinar cuál es la versión verdadera; como lo dije anteriormente, eso es algo que sólo Dios sabe. Lo cierto es que textos arqueológicos como los Rollos del Mar Muerto, el texto Mesotérico y la Septuaginta, son la exacta réplica de la versión de Ezra y no la de los samaritanos. Ello le da un sentido de veracidad y seguridad a ese texto. Aparte de ello, se une el cristianismo a esta versión. Sin esta versión de la Torá, su cristo y toda su teología se derrumba, cosa que bajo ninguna circunstancia el establecimiento cristiano puede permitir. Todos estos factores son fundamentales para la destitución absoluta de la Torá samaritana por parte del mundo restante hoy en día.
Pero no en vano en nombrado los baches que Ezra trajo consigo mismo y a título propio. Sí, aquí ratifico una vez más que estoy de acuerdo y sigo creyendo con fe perfecta que nuestra versión es la verdadera y las ordenanzas de Ezra fueron establecidas por Dios. De cualquier forma, para aquellos que deseen ir más allá de la fe, hay que ser objetivos frente al repudio que Ezra le tenía a todo foráneo por más que él mismo fuese un foráneo para los judíos de Judea. Tal vez el remedio a su origen babilonio era hacer una purga para crear una pseudo pureza cultural y racial asegurándose que ese nuevo judaísmo por venir, delineado exclusivamente por él, sería el que funcionaría institucionalmente.
Entonces, ¿quién se encontraba en su camino? ¿Quiénes se opusieron de entrada a cambiar el judaísmo de ese entonces por una nueva versión babilonia del judaísmo? ¿Quiénes leían y hablaban el hebreo con el cual Dios habló con Moshé Rabeinu para escribir su Torá? ¿Quiénes lograron erradicar todo vestigio de idolatría a pesar de los matrimonios mixtos inevitables de momento? ¿Quiénes admitían su estatus de foráneos en principio pero ahora adoptados de la tierra de Israel y de su Dios asumiendo todas las Mitzvot de la Torá? ¿Quiénes tomaron por sacerdotes a los Cohanim perseguidos por los babilonios? ¡Los samaritanos! Entonces, ¿por qué no llegar a pensar que efectivamente Ezra emprendió una batalla literaria y racial contra los samaritanos para denigrarlos y expulsarlos de todo legado como hijos de Israel y así asegurar su versión/visión del judaísmo contemporáneo? Tal vez ese puede ser el argumento más fuerte que pueden presentar los samaritanos hoy en día para validar su Torá, su linaje como verdaderos hijos de Israel y en última instancia, su permanencia a través de la historia.
El resultado de esta rivalidad entre judíos y samaritanos ha establecido por siglos que los samaritanos son malos; de hecho, hasta en las noticias se filtra frecuentemente la expresión cristiana del buen samaritano, como una excepción a la regla, porque en última instancia todos los samaritanos son malos por naturaleza. Maravilloso para aquellos que estamos fuera de ese grupo; pero, ¿qué implicaciones tiene para ellos como pueblo ser tachados de esa manera por toda la humanidad? Más allá de la fe, ¿por qué nos cuesta tanto entretener la idea que tal vez los samaritanos fueron una víctima más de la purga racial de Ezra? Si somos honestos, no fueron los únicos. Están todas las mujeres foráneas casadas con judíos y sus centenares de hijos que fueron expulsados sin reparo alguno. Están los judíos que se fueron de Judea con sus mujeres e hijos y los otros tantos que se quedaron en babilonia asumiendo otro legado religioso y étnico. Están todos los grupos foráneos minoritarios que habitaban en Judea y alrededores que fueron el objetivo de persecución por parte del nuevo líder judío de la región.
Los judíos que se quedaron se sometieron a un judaísmo renovado y que sin lugar a dudas logró sobrevivir el devenir de los siglos. ¿Por qué es tan difícil ver las posibles fallas humanas de Ezra? Ínfulas de dictador tenía desde su crianza en Babilonia, como buen dictador creía en su pureza de linaje aún cuando nacido lejos de su tierra natal, sediento de poder para establecer un judaísmo de acuerdo a su percepción es algo que transpiraba en él. Entonces, ¿por qué no voltear la moneda y hacer a Ezra el gran villano de la historia? Un villano que en último análisis salvó nuestro judaísmo y lo perpetuo a través de los siglos. Sí, hay muchas fallas en la historia samaritana y en la autenticidad de su Torá pero Ezra también presenta fallas como persona, como ser humano, y frente a ello como frente a las incongruencias samaritanas sólo podemos nombrarlas más no definirlas.
En última instancia, se puede decir que cada grupo tiene una versión que ratifica y corrobora su verdad y su existencia. De cualquier forma, la versión judía es la versión oficial de esa Torá entregada a Moshé Rabeinu mientras que la samaritana es la apócrifa.
הרב דניאל יעקוב שמואלס אברהמס
חרב דישא
די פריוואט שול פון נארת מיאמי
טעלעפאן: 1.786.202.9782
Muy interesante